Nos importamos mucho, pero no podemos amarnos.
Quieres a un hombre que te haga feliz
con una cena en el Bilionaire,
que se disculpe por una traición
con un ramo de rosas rojas,
que te quiera acercar
con un día de spa regalado
para ti y una amiga tuya,
tal vez la misma con la cual te engañó.
“¡Estúpido! ¿Qué harías por mí?” -
tú me preguntas.
Solo podría darte mi tiempo.
Te haría feliz cocinando
mis espaguetis con almejas,
a veces un poco salados, a veces suaves,
casi siempre recocidos.
Me haría perdonar dibujando una margarita
en una hoja y la dejaría al lado del café todas las mañanas.
Me quedaría cerca de ti cuando lo necesitaras,
cuando tuvieras fiebre y, como espero,
cuando dieras a luz a nuestro
niño.
Y mientras las contracciones aumentaran,
tomaría tu mano y te suplicaría
perdón
por no poder estar en tu lugar
y sacrificarme por nuestro
futuro.
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